FUENTE: cincodias.com

Las automovilísticas europeas caen en Bolsa a causa de la elección del republicano Donald Trump como el 45 presidente de EEUU. Volkswagen se dejó un 2,06% mientras que su filial Audi perdió un 0,95%. Las acciones de Toyota cayeron un 6,5% mientras que su rival nipona Nissan cedió un 6%. Las francesa PSA escapó a los números rojos y se anotó un 0,78%, mientras Renault retrocedió un 2,12%. Las estadounidenses Ford y General Motors caía un 0,96% y un 4,15%, respectivamente al cierre de los mercados europeos.

El presidente Donald Trump no es, a primera vista, la mejor elección para las automovilísticas. De hecho, los fabricantes alemanes de vehículos ya han manifestado esta mañana su preocupación por el resultado y cómo afectará al comercio internacional. En concreto, la patronal de automovilísticas alemanas, la VDA, afirmó que este resultado demuestra que “la competencia entre las naciones industrializadas es cada vez más dura y agresiva”. “Es para temer que Estados Unidos tenga un presidente que, como China, aplique políticas proteccionistas y aranceles adicionales que puedan dañar su economía tanto como la de sus socios comerciales”, detallaron.

El recién electo ha puesto de ejemplo a estas empresas en varias ocasiones durante su campaña como prueba de la deslocalización de la industria estadounidense en los últimos años. Las compañías del motor representaron, durante la crisis económica, una de las enseñas del desplome, con Detroit y su imagen de ciudad abandonada como su enseña más palpable.

Otrora uno de los motores económicos del país, con The Big Three (Las Tres Grandes: Ford, General Motors y Chrysler) a la cabeza, las automovilísticas sufrieron los efectos de la crisis con el desplome mundial de las matriculaciones y una política de costes disparada. Su hundimiento obligó al Gobierno de Barack Obama a rescatar a General Motors y Chrysler de la quiebra, invirtiendo 80.000 millones de dólares en ello.

Mientras tanto, las principales automovilísticas del mundo, incluidas las estadounidenses, han puesto sus ojos en México, la némesis de Trump, para colocar sus nuevas e inmensas fábricas con visos de surtir desde allí al mercado americano y a Latinoamérica. De hecho, con la inauguración el pasado mes de septiembre de la fábrica de Audi en San José de Chiapas, son prácticamente 20 las factorías de 11 productores de coches las que están en funcionamiento o en construcción en México. Toyota, BMW, Fiat Chrysler, Nissan, General Motors, Ford, Audi, Kia, Mazda, Volkswagen y Honda tendrán instalaciones en el país, que busca ser “la factoría de América”. Los cálculos de los expertos apuntan que México está atrayendo más de 23.000 millones de dólares (20.600 millones de euros) en inversiones del motor.

Trump ha sido tajante contra esta efervescencia manufacturera en el país vecino. En su último acto de campaña, el próximo presidente de EEUU acusó a la industria automovilística de estar “quitando los empleos a los estadounidenses para llevarlos a México”. “Michigan ha perdido más de una cuarta parte de sus trabajos manufactureros a consecuencia del Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Los coches pequeños de Ford se producirán totalmente en México pero vamos a traer la industria automovilística de nuevo a Michigan más grande y más fuerte”, recalcó. Además, advirtió que “si Ford u otra empresa quiere despedir a sus trabajadores en Michigan y mover sus fábricas… yo mismo llamaré a los ejecutivos de Ford o de quienes sean, y les diré muy amablemente que tienen que pagar el 35% de impuestos por vender sus automóviles o sus productos en Estados Unidos», dijo Trump.

Estas reclamaciones han empujado su candidatura en los estados más industrializados. Missouri, Alabama, Tennessee, Kentucky, Indiana, Missouri, Georgia, Kansas, Carolina del Sur o Texas son los territorios con las fábricas más grandes de vehículos que han votado masivamente al republicano. Solo Michigan, donde Detroit es la ciudad más grande, ha obtenido un resultado equiparado entre Clinton y Trump.

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